viernes, 29 de agosto de 2014

Cap 31

The adventure of Blaze and friends


Un favor de "amigos"

Después de la cena y de la gran ducha que tomamos Honey, Marine, Silver y yo, fuimos a la cama sin dudar un segundo. Estábamos agotados. El día anterior nos las vimos con Eggman y hoy nos levantamos muy temprano, caminando horas por el bosque para poder volver a casa. Necesitaba una cama, y la necesitaba ya.

Con el pijama ya puesto, me metí dentro, al igual que mis dos amigas; Amy y Rouge, junto con Sonic, Tails y Knuckles, se quedaron abajo, viendo la televisión creo. Tampoco tenía intención de enterarme, simplemente quería dormir.

-Buenas noches -dijo Honey dulcemente mientras dejaba escapar un leve bostezo.

-Hasta mañana -respondí yo, acurrucándome bajo las mantas.

-Soñad con chicos sexys... Y Shadow no cuenta -dijo Marine con "delicadeza", como ella solía ser.

Honey rió un poco por no regañarla, aunque yo le dirigí una mirada severa. Tenía sueño, y no me apetecía escuchar sus bromas sin gracia.
Quedé profundamente dormida a los pocos minutos de cerrar los ojos. De verdad que necesitaba dormir en mi cama, y al fin lo estaba haciendo.

-Hola Blaze

-¿Quién anda ahí?

Ladeando la cabeza, busqué esa voz que me hablaba. La búsqueda terminó cuando vi la figura de Silver en aquel espacio vacío y blanco... Era un lugar extraño.

-Tranquila, era yo.

-Ya, ya me he dado cuenta... ¿Dónde estamos?

Rió levemente y se acercó a mí.

-¿Qué importa eso, si estamos juntos?-me sonrió.

Me extrañé por su comportamiento, y por sus palabras y su sonrisa mis mejillas se tornaron a un sutil rosa palo.

-Estás muy mona sonrojada.

Acto seguido me acarició la mejilla izquierda.

-¿Q-Qué tonterías estás diciendo?-tartamudeé nerviosa.

-Sabes perfectamente a qué me refiero... Sabes que te quiero.

Esas últimas palabras hicieron que mi cara se volviese roja en cuestión de segundos. Juraría que hasta salía humo de mi ser.

-¡¿Q-Q-Qué estás...?! ¡D-Deja de bromear así!

-No es ninguna broma-se acercó a mi rostro, apenas nos separaban unos centímetros- Te quiero.

-¡YA! ¡CLARO!

Me crucé de brazos y le di la espalda, aún con la cara roja. Escuché una risa a mi espalda.

-Sí, ríete. En cuanto salgamos de aquí sabrás lo que es bueno- mascullé molesta.

Cuando me di cuenta lo vi frente a mí, flotando. Di un salto hacia atrás del susto.

-Hey, no te asustes. Sólo soy tu novio Silver, no tienes nada que temer.

-¡T-TÚ NO ERES MI NOVIO!-bramé escandalizada.

-¿Y no te gustaría?-susurró, tomando de nuevo mi mejilla izquierda y acercando su rostro al mío, mirándome fijamente a los ojos... Sentía que mi corazón se derretía, y aunque me calmé un poco, mis mejillas seguían rojas.


-Sabes que te gusto y sabes que me gustas... Si no fuese porque nos han interrumpido varias veces, hace mucho que nos habríamos besado, así que: ¿por qué pierdes el tiempo...?

-El tiempo...-repetí, hipnotizada por sus ojos y perdida en mi mente.

-¡DEJA DE PERDER EL TIEMPO!

Y en un momento, en lugar de encontrar la cara de Silver frente a mí, encontré la de mi padre. Miré a mi alrededor y sí, tal y como pensaba, estaba en su despacho... ¡¿Qué demonios hacía en el despacho de mi padre y dónde estaba Silver?!

-¡Blaze! ¡Deja de perder el tiempo!

-¿Q-Qué? ¿Por qué me gritas así?-lo miré.

-¡Silencio! ¡Necesitas mucha disciplina jovencita! ¡Aún eres una inmadura!

-¿Disciplina? ¿Inmadura? ¡¿Con quién te crees que estás hablando?! ¡Vale que seas mi padre, pero me niego a que me llames eso sabiendo que soy MUCHO más madura que Alice!

-¡¿CÓMO TE ATREVES A HABLARME ASÍ?! ¡UN RESPETO A TU PADRE, AÚN ERES UNA CRÍA!

-¿U-Una cría...?

Me miré y, efectivamente, lo era. Era una cría, y volví a dirigir mi mirada hacia mi padre, que se me hizo mucho más alto e imponente que antes.

-¡L-Lo siento papá!-dije entre sollozos y abrazándolo.

Mi padre suspiró y me abrazó también.

-Perdona por los gritos, pero te vi jugando con Silver y...

¡Silver! ¡Me olvidé de él por completo! ¿Dónde estaba?

-P-Papá... ¿Dónde está Silver?-lo miré con los ojos humedecidos por las lágrimas.

-Con el bastardo de su padre, ¿con quién si no?-dijo apretando dientes y puños, reprimiendo los gritos diría yo.

¿Qué está pasando? Hace un momento estaba con él, íbamos a... A hablar, y ahora estoy con mi padre. Y llama bastardo al padre de Silver... Eh, eh, eh, un momento... ¿Por qué mi padre conoce a Silver? ¿Y por qué conoce al PADRE de Silver? ¡¿Y qué narices está pasando aquí?! ¡No entiendo nada!

En un segundo, escuché como alguien lloraba, aunque intentaba hacerlo en silencio.

-Blaze... ¿Dónde estás?

Me fijé en la mujer en cuestión, y la conocía muy bien.

-¿Mamá...?

-Blaze... Por favor...-seguía llorando mientras miraba la luna desde un balcón.

-Mamá, estoy aquí. No llores más ¿eh?-sonreí un poco, pero parecía no escucharme.

Intenté llamarla de nuevo, pero nada. No se daba cuenta de mi presencia. Alargué el brazo, y, sorprendentemente, no veía nada. ¿Acaso era invisible o estaba y a la vez no estaba...? Quiero decir, como un espíritu... Estaba presente pero no en el mundo... Bah, da igual. Que no me veía.

Me acerqué a ella, a contemplar la luna mientras la escuchaba hablar.

-Espero que estés bien, tu hermana dijo que no nos preocupáramos pero...

La miré esperando a que terminase.

-Pero... No puedo dejar de pensar que te ha podido pasar algo...

Las lágrimas volvieron a recorrer sus mejillas, esta vez todas juntas. Se me partía el alma al verla así.

-Mamá, no pensé que me fueras a extrañar tanto...

-¿Por qué te quedaste allí? ¿Por qué no vuelves?

-Es que... Tengo buenos amigos, y me siento muy agusto con ellos...

-Sé que aquí las cosas no van bien, pero Blaze, yo... Nosotros, te queremos.

-Y yo a vosotros, pero no quiero dejarles...

Me pareció sentir lágrimas por mis mejillas, pero no podía asegurarlo, ya que no estaba ni siquiera segura de si poseía un cuerpo.

-Mi niña... ¿Que estarás haciendo ahora?

-Quedarme a tu lado... Y creo que llorar...

Seguimos mirando al cielo por unos segundos, creo que piensa que estoy allí arriba. O buscando el planeta Tierra o rezando por mi bienestar más allá de las nubes... Mamá, eres una exagerada. No estoy muerta.

-¡FUEGO!

Un grito de guerra me sacó de mis pensamientos y ambas miramos al horizonte. La figura de un avión de guerra se recortaba en el cielo, y muy cerca de nosotras soltaron lo que parecía ser una bomba.

-¡MAMÁ!

Intenté apartarla, pero era como si mi cuerpo la traspasara. Parece que en aquel momento ni siquiera existía.
Lo único que hice fue ver como la bomba detonaba y lo destrozaba todo a su paso, y nosotras no fuimos una excepción. Mi último recuerdo de ese momento fue como una luz blanca cegaba mi vista, y ahí terminaba todo. Segundos más tarde, todo era oscuridad.

-¿Mamá?

Ni siquiera estaba de pie, mi cuerpo flotaba en aquel espacio negro.

-¿Papá?

Miré a mi alrededor asustada.

-¿S-Silver...?

Y nadie contestaba.

-¡¿Alguien?! ¡Ayuda!

(Imagen hecha por mí :3 (?))

-A-Ayuda...

Todo era silencio y una suave brisa me rozó la cara. Sentí como algo me movía el brazo con sosiego, y lentamente abrí los ojos. Comprendí que todo lo de antes sólo era un sueño, bueno, al final una pesadilla, pero lo más importante era que las situaciones anteriores no fueron reales.
No conseguía ver nada, estaba demasiado oscuro. Me giré para ver quién me había movido el brazo y la figura de Sonic se recortaba con cierta dificultad en la habitación con la única luz de la luna iluminando su silueta, aunque no era suficiente.

-¿Sonic? ¿Qué haces aquí?-lo miré sin comprender por qué me despertaba.

No dijo nada, sólo me calló con sus dedos, acción la cual me dejó un poco perpleja. Entrecerré los ojos para intentar verlo mejor pero era inútil. Sólo se distinguían sus púas y ni siquiera así podía verle bien, ni su cara ni su pelo azul ni nada. La silueta y nada más.

-¿Qué qué quieres?-susurré esta vez.

Creo que me señaló el piso de abajo, pues luego salió por la puerta y se fue. Miré extrañada el camino que tomó y pensando qué rayos quería a esas horas, que por cierto, al mirar el reloj vi que eran las cinco menos cuarto. ¿Quién demonios se levanta a esa hora para bajar? Apretando los dientes molesta me levanté y miré por la ventana. No recordaba haberla abierto, y a parte de Sonic, la fría brisa de la madrugada fue lo que me despertó. Decidí cerrarla y finalmente bajé.
Yendo hacia el salón, escuché como se cerraba la puerta de la entrada.

-¿Para qué sale?-pensé.

Suspiré cansada y salí sin detenerme. Sólo quería volver a la cama, aunque después de la pesadilla de antes, tampoco tenía muchas ganas de dormir.
Fuera se veía mucho mejor que en la habitación, pero hacía un poco de frío, aunque en cierto modo llegaba a ser hasta agradable. Era verano y no era tan molesta después de todo. Miré la luna y su claridad me iluminó el camino, pero aun así no veía a Sonic.

-Podría haber iluminado la habitación con una de mis llamas-pensé, golpeándome la frente con la palma de mi mano- Idiota, así habrías distinguido mejor su figura.

Volví a mirar a mi alrededor y no veía a nadie. Si era una broma, mañana me las pagaría.

-Sonic, te juro que como no aparezcas en unos segundos Amy se tendrá que buscar a otro erizo-mascullé.

Al instante sentí cómo me daban en la espalda con suaves toques.

-Vaya, si has decidido aparecer-me giré irónica, y ojalá no lo hubiese hecho. No querría haber visto a quién vi, de ello estoy segura.


-Hey gatita, ha pasado mucho tiempo ¿cierto?-sonrió pícaro.

-No, tú no...-me lamenté.

-¿Te sigues acordando de mí después de estar desaparecido durante meses? Me halagas-rió y se acercó a mí con esos colmillos asomados en forma de sonrisa y su mirada pervertida, un gesto inolvidable a pesar de haberlo visto una vez.

-No recuerdo tu nombre, pero esos ojos y esa sonrisa de depravado no pasan desapercibidos-dije con indiferencia.

-Ah... Así que te gustan mis ojos y mi sonrisa ¿eh?-dijo con picardía.

-Yo no he dicho eso-lo miré fríamente.

-Pero los recuerdas perfectamente, ¿te fijaste en mí?-susurró con cierta lujuria, rodeando mi cintura con sus manos y acercándome a su cara.

-No me toques.

-Tranquila, no te haré daño. La noche es joven, y sólo quiero disfrutarla contigo...

-Querido, creo que te olvidas de algo-sonreí sarcásticamente.

-No te preocupes, traigo protección.

Tomé sus manos y les prendí fuego. Al instante me soltó y se alejó quejándose.

-¡E-Eres una bestia!-dijo al borde de las lágrimas, o eso me pareció ver.

-No vuelvas a tocarme, te lo advierto.

Me miró irritado y se acarició las manos continuamente.

-Esta vez te perdono... Porque me encanta que seas así de fría conmigo.

-Masoquista.

-Como quieras llamarlo-se encogió de hombros y sonrió divertido.

-Bueno, yo me voy. Adiós.

Sin ningún interés de seguir mantenteniendo una conversación con aquel sujeto, me dirigí hacia la puerta de casa. Y, como era de esperar, sujetó mi mano y tiró de mí acercándome a él de nuevo.

-Tú no te vas a ninguna parte, tengo que hablar contigo.

Suspiré.

-¿Qué es lo que quieres? Estoy ocupada.

-Pero si no estás haciendo nada-arqueó la ceja.

-Para ti siempre estoy ocupada, ¿qué?-lo miré fríamente.

-Bueno bueno, relájate... Quería hacerte una propuesta, no me enseñes las garras-rió burlón.

Volví a suspirar, de verdad que este tío agotaba mi paciencia en cuestión de segundos.

-Bien, ¿qué me vas a proponer?-me crucé de brazos esperando.

-Necesito tu ayuda para cometer un atraco.

Me quedé en silencio unos segundos y luego reí a carcajadas. Me miró sin comprender.

-¿De qué te ríes?

-¡Estás loco si de verdad crees que voy a ayudarte a cometer un atraco!-dije sin parar de reír.

-¿Segura?-dijo con cierto tono de malicia.

Dejé de reírme y lo miré con un poco de inquietud. Ese tío tenía una mirada perturbadora y no me gustó nada su tono de voz.

-Claro que estoy segura. Yo no ayudo a delincuentes.

-Porque no es tu estilo, ¿cierto?-sonrió burlón.

No entendí a qué vino eso, simplemente seguí mirándole.

-Dime Blaze, ¿cómo está tu amiga Honey?

-Está dur... ¿Cómo sabes su nombre?-dije algo desconcertada.

-Que os conozco Blaze, que os he estado espiando al igual que el marginado de Shadow-volvió a sonreír con burla.

Me quedé callada. Es verdad, nos lo dijo el día que lo conocimos.

-Es muy mona ¿sabes? Y parece tan inocente... Pero yo me encargaré de que deje de serlo, sólo tengo que llevármela un día-sonrió malicioso, mirando la ventana de nuestra habitación.

-¡Ni se te ocurra!

Me miró aún sonriendo.

-¿Y quién me lo va a impedir?

-¡Yo! ¡No pienso dejar que te acerques a ella!

Volvió a reír.

-Querida, tú no te pasas las veinticuatro horas con ella. De noche no serás consciente de si desaparece, ¿verdad?

Me quedé callada, mirándole fijamente.

-¿Para qué quieres que te ayude?

-Oh, bueno, hay una caja fuerte que tiene una contraseña... Complicada-dijo encogiéndose de hombros y llevándose las manos a los bolsillos de su chaqueta de cuero.

-¿Y ahí qué pinto yo?

-Con esas llamas tan bonitas que salen de tus manos podrías fundir esas bisagras tan molestas de la puerta. Y yo me quedaría con el botín-sonrió divertido.

-Eres... Eres terrible-dije apretando los dientes.

-Gracias encanto. Y por cierto, me llamo Scourge. Espero que no vuelvas a olvidarlo.

Soltó una carcajada y volvió a mirarme.

-A las nueve estaré aquí. No me hagas esperar o tu amiguita lo lamentará, y espero un buen trabajo por tu parte-sonrió guiñándome el ojo.

No dije nada. No quería hacerlo pero...

-Aquí estaré-acepté resignada.

En un abrir y cerrar de ojos se fue, dejando una estela verde a su paso, como hizo aquella vez... Casi un año.

Volví adentro, a la habitación de las chicas. Me metí en la cama y cerré los ojos, y en cuestión de segundos quedé profundamente dormida, otra vez.

A las ocho ya estaba levantada. Se me hizo imposible dormir. Para mi sorpresa, Silver ya estaba levantado.

-¿Silver?-dije sorprendida.

-¿Blaze?-preguntó con la misma reacción que tuve yo- ¿Cómo tú tan temprano levantada?

-Lo mismo podría decir yo de ti-respondí acercándome-. ¿Qué haces levantado? Ayer estabas agotado.

-Sí, bueno, los ronquidos de Sonic me han despertado-rió-. ¿Qué hay de ti?

-... Pesadillas, he tenido unas pesadillas muy extrañas-murmuré, recordando los sueños de la noche anterior.

-Oh... Espero que se te hayan pasado, sólo eran pesadillas-sonrió con dulzura.

Un leve sonrojo se posó sobre mis mejillas, pues esa sonrisa me recordó a mi primer sueño. Evité encontrarme con ella o con su mirada y me hice un café. Hoy sería un día largo.

-En un rato saldré-le informé.

-¿Quieres que te acompañe?

-No-dije con rapidez, por lo cual creo que se sorprendió un poco-... No, no hace falta...

-... Bien, como quieras-dijo extrañado.

Se quedó mirándome, lo cual me incomodó un poco.

-¿Volverás pronto?

-S-Sí, sí... No tardaré.

Miré la hora, ya eran las ocho y media. Se me había pasado el tiempo volando, así que enjuagué mi taza con agua y me dirigí hacia la puerta.

-Blaze, ¿estás bien?

Mi preocupación por la "operación" que iba a hacer con Scourge saltaba a la vista, así que no me sorprendió demasiado que Silver me preguntase.

-Sí, sólo estoy un poco mareada...

-Ah, entonces el aire fresco te vendrá bien-volvió a sonreír.

-Ya... Gracias-dije sin mirarle y salí. Pude sentir cómo no me quitaba la vista de encima.

Sabía que era terrible lo que iba a hacer, pero más terrible sería lo que le hiciera ese desvergonzado de Scourge a Honey... Ojalá el plan nos saliera mal y nos encarcelaran. Así por lo menos él estaría entre rejas, aunque yo también lo pagaría sin merecerlo realmente... Me odiaba en ese momento.

-Kitty, aquí-rió, sabía quién era.

Me giré y lo miré mal.

-Ni kitty ni gatita. Blaze a secas-fruncí el ceño.

-Vale Blaze a secas-volvió a reír.

-Ha sido malísimo...

-Ya, bueno, es lo que hay. ¿Nos vamos a nuestra cita?

-No es una cita. Jamás saldría contigo-dije con frialdad.

-Pero sí atracarías un banco ¿verdad?-dijo burlón.

-... Es por Honey.

-Ya, ya. Anda, vamos.

Me agarró de la muñeca y me tiró. Me quejé un poco y me solté, y caminé un poco alejada de él. Me dirigió una mirada y volvió a sonreír burlón.

-Venga, que no muerdo-sonrió mostrando sus colmillos.

-Me da igual, no quiero que me toques.

-Ok ok, como quieras-se llevó los brazos detrás de la cabeza y caminó por delante de mí.

No tardamos mucho tiempo en llegar a la ciudad, y la gente que pasaba por nuestro lado se nos quedaba mirando extrañada, asombrada... Supongo que pensarían que Scourge era Sonic, el parecido sigue siendo increíble.
Rodeamos el banco y fuimos a la puerta trasera, que se encontraba en un callejón.

-¿Es este?

-Ajá.

No llegamos a adentrarnos del todo en el callejón, ya que había un hombre bastante fornido vigilando dicha entrada.

-Ups, hay alguien. Tendremos que abortar-dije dándome media vuelta, pero Scourge me agarró del brazo.

-Quieta ahí gatita, los humanos son seres débiles, y lo sabes-sonrió con malicia, la cual yo respondí con un suspiro de resignación y volví a mi posición.

-¿Y qué hacemos, genio del crimen?-dije sarcástica.

-Distraerlo, dejarlo inconsciente... ¿Qué prefieres?-me miró divertido.

-Alto ahí. Voy a cometer un robo, pero no voy a hacer daño a nadie-dije con severidad.

-Tranquila, si no le va a doler.

Dejándome con la palabra en la boca, se fue hacia el que parecía ser un guardia de seguridad. Éste lo miró con incredulidad y luego esbozó una pequeña sonrisa, probablemtne pensando que era Sonic.

-A lo mejor se puede colar haciéndose pasar por Sonic-pensé.

Tonta de mí al imaginar que Scourge podía ser alguien pacífico como para engañar a aquel hombre, que al volver a mirarlo quedé estupefacta, pues ese inocente quedó tumbado frente a Scourge, mientras éste lo miraba y sonreía burlón.

-¡¿QUÉ LE HAS HECHO?! ¡DIJISTE QUE NO LE IBAS A HACER DAÑO!

-Dije que no le iba a doler, y no le dolerá... Hasta que despierte-rió burlón.

-Eres un imbécil-resoplé y me dirigé hacia la puerta. Ambos entramos dentro.

Nos dirigimos directamente hacia la caja fuerte. Era una habitación con una puerta con clave y esas inmensas bisagras que al parecer yo tenía que fundir.

-Hale, empieza.

-Estás loco si te crees que voy a poder con eso. No estoy hecha de lava.

-¿Segura?-rió y me dio un toque en mi gema- El día que tenías fiebre...

-¡Vale, ya lo he entendido!-dije molesta. ODIO que lo sepa todo.

-Pues rapidito, que tengo prisa-dijo burlón, y se alejó un poco de la caja fuerte.

No estaba segura de lo que iba a hacer. No quería ayudarle a robar, pero Honey... Eso sí que no, no quería que le pusiese un dedo encima a ella.

-Eres despreciable...

-Gracias-rió.

Di unos pasos hacia atrás.

-Hey, ¿qué haces?-me miró extrañado.

Me acerqué a la puerta por la que habíamos entrado y pulsé un botón de seguridad que había justo al lado. Saltaron las alarmas y Scourge se sorprendió. Automáticamente, todas las salidas se cerraron, y quedamos encerrados en la sala de la caja fuerte.

-¡¿SE PUEDE SABER QUÉ HAS HECHO?!-gritó hecho un basilisco.

-Lo correcto. No te dejaré robar, y no tocarás a Honey porque quedarás entre rejas. Fin del juego Scourge, ya estoy harta de que siempre te salgas con la tuya-dije fríamente.

Apretó los díentes y me acorraló contra la pared. Le miré a los ojos y tragué saliva, intentando parecer segura de mí misma.

-Ha sido muy sucio lo que acabas de hacer, Blaze.

-No me importa, nunca cumpliría mi palabra con alguien como tú.

-Me vas a obligar a hacer algo que no tenía pensado hacer, pero ya que sólo tengo unos minutos de libertad...

Me tumbó en el suelo y se puso encima, sujetando mis muñecas.

-¿Q-Qué haces?

-Disfrutar de mi libertad, gatita-se relamió sus finos labios y vi cómo sus colmillos formaban una sonrisa escalofriante.

Intenté soltarme, pero me sujetó y me inmovilizó hábilmente.

-S-Scourge, ni se te ocurra a...

Me mordió el cuello y sentí como mi cuerpo fue recorrido por un intenso escalofrío. Con una mano me sujetó ambas muñecas y bajó la que tenía libre hasta mi cola. Comenzó a acariciármela y sentía que enrojecía, mientras lo miraba con un poco de miedo de lo que me pudiese hacer este depravado.

-Scourge, en serio... Para...-dije entre susurros, no me veía capaz de subir más la voz.

-Sabes que te gusta, a todas os gusta-dejó salir una leve risita y, sujetándome con sus piernas las mías, me comenzó a desabrochar la chaqueta.

Aprovechando que tenía las manos libres, le lancé una llamarada al pecho. Le hice retroceder e intenté salir corriendo, pero me alcanzó rápidamente.

-¡Scourge! ¡No tiene gracia!-grité Dios sabe cómo.

-Ni hablar, me encanta verte tan alterada.

Acto seguido me levantó un poco la camisa interior, no más por encima de mi ombligo, y me soltó el pelo.

-Eh, así estás mucho más guapa -volvió a reír.

Me caí y lo miré.

-Mira que eres torpe.

Volvió a ponerse sobre mí y cuando iba a bajarme las mallas, las puertas se abrieron de golpe.

-¡ALTO!

La luz nos iluminó con cierta dificultad y pude vislumbrar a algunos policías y la figura de cierto amigo que esta noche confundí con Scourge.

-Sonic...-dije aliviada, y más tarde presencié las figuras de Silver, Knuckles y Tails.

-¿Otra vez tú, Scourge?-nos miró y en un momento se quedó mudo.

-¿Otra vez ese...?-Knuckles avanzó y quedó igual de sorprendido que Sonic.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tanto silencio?-Tails se acercó e instantaneamente Knuckles le tapó los ojos.

Finalmente, Silver también se acercó y nos vio. Tanto Scourge, como Silver y yo, nos quedamos helados durante unos segundos.

-S-Silver...-Sonic lo miró y se asustó. Parecía realmente enfurecido, o esa impresión daba al verlo.

Levantó la mano y Scourge se elevó. En menos de un segundo lo estampó contra una pared con fuerza, dejándolo anonado.
Nadie dijo nada y se acercó a mí, agachándose a la altura de mi cara.

-¿Estás bien? ¿Qué te ha hecho?-me preguntó mirándome el cuerpo.

Mi cara se tornó en rojo y bajé la mirada avergonzada.

-P-Para...

Se extrañó y lo empujé.

-¡Deja de mirarme! ¡Pervertido!

-¡No, Blaze! ¡ESPERA!

Tarde, Silver fue arrasado por una ola de llamas de Blaze y quedó chamuscado, cayendo al suelo. K.O.
Los policías, Knuckles aún tapándole los ojos a Tails y yo nos giramos antes de acabar como él, y Blaze aprovechó para colocarse la ropa.

Scourge fue arrestado y nosotros cinco volvimos a casa, uno con quemaduras y deprimido.

-El pobre no da una derechas-me susurró Knuckles, mirándole con compasión y a la vez con una pequeña sonrisa en el rostro. Puede sonar cruel, pero es que era hasta divertido ver los fracasos amorosos de nuestro amigo.

-Ya, ya-dije riendo y mirándole-. Y la verdad, Blaze es una bestia, sólo iba a ayudarla.

Ambos nos reímos, y Tails se quedó mirándonos extrañado.

-¿Se puede saber qué ha pasado ahí dentro, que no he podido verlo?

-Cosas de mayores.

-Tengo un coeficiente intelectual mucho mayor al vuestro, lo entenderé a la perfección-nos miró con incredulidad.

-Sí, pero sigues teniendo una mentalidad de niño para estas cosas-rió Knuckles revolviéndole el pelo.


Mientras Tails se quejaba, observé a estos dos. No se dirigieron la palabra... Y cada día me convezco más de que Silver no conseguirá nada con Blaze si no cambian -.-"